La firma se presenta con un discurso feminista que le ha ayudado a hacerse un hueco en un sector popularizado por Tinder, la aplicación que logró que buscar pareja en la red dejara de verse como algo raro.
Vía BBC
¿Eres un hombre y estás cansado de verte obligado a dar el primer paso para conocer a una mujer?
¿O eres una mujer temerosa de lo que pueda pensar un hombre si te atreves a contactarlo por iniciativa propia?
Este es el público al que apunta Bumble, la aplicación de citas donde sólo las mujeres pueden iniciar las conversaciones una vez que dos usuarios se gustan mutuamente.
En poco más de dos años, la app se ha convertido en una de las más importantes, con más de 18 millones de usuarios registrados.
La firma se presenta con un discurso feminista que le ha ayudado a hacerse un hueco en un sector popularizado por Tinder, la aplicación que logró que buscar pareja en la red dejara de verse como algo raro.
Pero esta no es la única conexión entre ambas aplicaciones.
Bumble es la creación de Whitney Wolfe, una exdirectiva de Tinder que formó parte de su equipo fundador.
Wolfe ejerció como vicepresidenta de marketing de esta compañía hasta que la ruptura con su novio, otro de los fundadores, casi acaba con su carrera.
Denuncia por acoso
Wolfe se define a sí misma en cada entrevista como una mujer ambiciosa que no espera a que las cosas le lleguen. Si quiere algo, toma la iniciativa y se mueve para conseguirlo.
Nació en 1990 en Utah, un estado donde la mayor parte de la población pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocidos como los mormones.
De padre judío y madre católica, creció acostumbrada a las críticas y al rechazo. Algo que le ayudó a sobrellevar el acoso mediático que sufrió tras acabar su relación con Justin Mateen, el director de marketing de Tinder.
Mateen no se tomó bien la ruptura y la tensión entre ambos llegó a ser insoportable, tal como ha solido contar ella.
El ejecutivo le enviaba en horario laboral mensajes amenazantes y en los que le exigía explicaciones sobre su vida personal.
Así lo demostraron las capturas que Wolfe adjuntó en su denuncia contra la empresa por acoso sexual y discriminación.
«Te arrepentirás de esto una vez que tu comportamiento haya acabado con la ternura que siento por ti», se podía leer en uno.
Wolfe le decía que parara porque estaban en la oficina y que se sentía amenazada y acosada.
«Sí, si no puedo llevarme bien contigo y eso empieza a afectar mi trabajo demasiado, no por mí, pero el efecto será tu salida«, llegó a admitir Mateen.
A esto se sumaban comentarios despectivos y descalificaciones.
La joven pidió ayuda al director de la firma, Sean Rad, que respondió presionándola para que renunciara.
El caso se cerró con un acuerdo por el que, si bien Tinder no aceptaba ninguna culpa, debía pagar a la exdirectiva una cifra que no llegó a hacerse pública.
Trato diferente
No fueron pocos los que se pusieron a favor de los ejecutivos de Tinder y la red se llenó de insultos contra Wolfe.
«Hasta hace poco, Travis Kalanick (el exdirector de Uber) salía en la portada de todas las revistas diciendo ‘No soy un cabrón’. ¿Crees que una mujer podría hacer eso?», declaró hace poco al diario británico The Times.
«Para un hombre, haber puesto una denuncia es casi una medalla de honor. Lo hace parecer en la onda, loco», afirmó.
«Cuando una mujer está involucrada en un problema legal, la gente piensa: ‘No la contrates. Es un demonio. Va a ir detrás de ti».
Pero hubo alguien que sí apostó por ella: Andrey Andreev, el director general de la red social de citas Badoo.
Él la convenció de que volviera a la industria de las aplicaciones para ligar y juntos se pusieron a trabajar en una que empoderara a las mujeres.
Una app que evitara los prejuicios que aparecen cuando una mujer toma la iniciativa en vez de sentarse a esperar a que un hombre decida establecer contacto.
Hacer amigos o contactos profesionales
«Me puse a pensar en cómo se siente ser una joven que sale con chicos y me di cuenta de lo mal que estaba la situación y de cuán doloroso es», aseguró hace un mes en una entrevista a The Guardian.
«Me di cuenta de cuántos días y noches agonicé porque un hombre no contestaba mis mensajes».
Bumble ofrece a los usuarios tres funciones: buscar pareja, hacer nuevos amigos y la de ampliar la red de contactos profesionales.
La modalidad de citas es muy parecida a la de Tinder, con los deslizamientos hacia la izquierda para quienes no nos convencen y hacia la derecha para quienes nos gustan.
La principal diferencia es que, una vez conseguido el «match», la usuaria tiene24 horas para iniciar una conversación. Si no lo hace, el chico desaparecerá de su lista de chats una vez pasado este tiempo.
«Seamos sinceros, a nadie le gustan los mensajes babosos ni las conexiones que no llevan a ningún lado», explica a los nuevos usuarios el mensaje introductorio.
La app cuenta con un servicio de pago que permite recuperar conexiones caducadas o evitar que expiren. También muestra a quién le gustas aunque aún no lo hayas valorado.
La firma asegura haber contribuido a más de 7.500 compromisos y bodas.
Un millón de mujeres toman la iniciativa al día y sus usuarios suelen pasar unos 90 minutos en la aplicación.
Esta registra 10.000 millones de deslizamientos al mes, una cuarta parte de los que se dan en Tinder, que continúa liderando esta industria.
Bloqueado por «misógino»
Si bien los hombres no pueden dar el primer paso, si tienen la opción de prolongar la conexión durante 24 horas más para dar a entender que tienen un interés especial en una usuaria.
Si ambas personas son del mismo sexo, cualquiera de ellas puede enviar el primer mensaje, ya que estas normas se diseñaron «para solucionar una anticuada problemática de las relaciones heterosexuales», según explica la firma en su página web.
Con argumentos como este, la app vetó el año pasado a un usuario que publicó una conversación con otra usuaria a la que criticó por «husmear» en su vida profesional.
Tras intercambiar saludos y un «¿Cómo te va?», la mujer comentó que iba «un poco lenta en el trabajo» y le preguntó a qué se dedicaba.
Él respondió con una serie de mensajes de indignación y enfado, acusándola de ser una interesada e intentar averiguar cuál es su rango salarial. Además de algún insulto.
La firma decidió eliminar su cuenta y publicar una carta en la que le «explicaba» al usuario que «en la actualidad, las mujeres trabajan. Es algo que pasó poco a poco, lo sabemos…» y que la joven intentaba «conectar hablando de una de las rutinas básicas en la vida».
«Vamos a seguir construyendo un mundo que haga que chicos de mente cerrada y misóginos como tú sean vistos como de otra época».
«Esperamos que algún día te unas… Hasta entonces, considérate bloqueado de Bumble», concluía la misiva.