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La biblioteca azul del colegio número uno en educación inclusiva del país

La biblioteca azul del colegio número uno en educación inclusiva del país


El Colegio República Bolivariana de Venezuela lanza una valiosa compilación de material educativo para atender la diversidad en las aulas.


La diversidad es el motor de este colegio público ubicado en el barrio Santa Fe de la localidad Los Mártires. Allí se transforman las vidas de más de 1.000 estudiantes de muy diversas condiciones, marcadas por el contexto y el entorno de la institución y por una historia de más de 25 años de trabajo con orientación inclusiva.

Niñas, niños y jóvenes con discapacidad, afrodescendientes y miembros de comunidades indígenas, víctimas del conflicto armado interno, inmigrantes, hijos de trabajadores sexuales, entre otros, hacen parte de esta escuela que brilla en el país como la más destacada en educación inclusiva.

Un título ganado a pulso y como resultado del arduo trabajo de toda una comunidad que hoy lidera Hugo Florido Mosquera. Un rector insigne del Distrito que fue nominado al Premio Compartir al Maestro en 2015 y que, recientemente, fue nombrado miembro de la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana.

Niños en un salón

Del trabajo de la última década en la producción y recopilación de experiencias, la investigación, la sistematización y digitalización de adaptaciones curriculares para la flexibilización de la educación en esta institución, nace la Biblioteca Azul para la Inclusión.

Iniciativa marcada también por la actual pandemia por covid – 19, como cuenta el rector, pues fue la que los impulsó a lanzar esta colección azul para que, como ellos, otros maestros e instituciones prioricen la educación inclusiva.

“El aprendizaje en casa nos permitió evolucionar la recopilación y el almacenamiento de estos archivos en drives y en el blog de nuestra institución a un espacio independiente”, enfatiza Florido.

Se trata del sitio https://bibliotecaazul.weebly.com, en donde se encontrará una amplia compilación de artículos, informes de educación, investigaciones, estrategias metodológicas probadas, documentos normativos, conceptuales y de sensibilización y demás material académico liderado por maestros y especialistas.

La Biblioteca Azul también incluye material del Centro Aragonés de la Comunicación Aumentativa y Alternativa (Arasaac), que cuenta con un portal web y ofrece recursos gráficos y materiales adaptados para facilitar la comunicación y la accesibilidad cognitiva a personas con autismo, discapacidad intelectual, desconocimiento del idioma, adultos, entre otros.

Durante los próximos 15 días, la biblioteca estará abierta para que todos los docentes, especialistas e investigadores aporten con sus propuestas, escritos y conocimientos a esta gran red de inclusión que estará disponible para todo el país.

El camino recorrido para alcanzar este logro partió de la inclusión al aula regular de las niñas y niños, llevándola a un proceso de comunicación más amplio que permite extender todas las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes.

Hugo cuenta que lo primero que hicieron fue cambiar el lenguaje porque “para nosotros la discapacidad no existe. La población que recibimos tiene trayectorias diversas de desarrollo y en esta medida lo que se comenzó a hacer fue impulsar la creación de un ‘aula remedial’ para, como su palabra lo dice, remediar las posibilidades de aprendizaje”.

Tener una escuela para todos es el reto de este maestro, oriundo de Guaduas, quien cuenta que, desde los 15 años y después de trabajar en un programa de alfabetización con adultos mayores, descubrió su verdadera pasión: enseñar. Así ha sido su experiencia liderando el colegio más reputado del país en educación inclusiva.

Hugo

¿Qué significa tener una escuela para todos?

Las comunidades educativas de Bogotá, durante varias décadas, ha realizado pruebas, experimentos y desarrollos pedagógicos para ser posible el sueño de una escuela para todos, donde todos los niños y adolescentes quepan, a pesar de sus condiciones y situaciones particulares. Una escuela para todos es donde hay multiplicidad de orígenes, de desarrollos, de culturas, de formas de operar, es donde existe un proceso de educación para la biodiversidad.


Podemos aprender juntos y participar de la vida comunitaria a través de las vidas en las comunidades escolares.


¿Cuál es el pilar de la educación inclusiva?

Nuestro proyecto educativo institucional se basa en cuatro ejes y responde a la pregunta: ¿a qué van los niños al colegio? Ellos van a aprender, es decir, se les ensena todo sobre bienes y valores de la cultura, conceptos, teorías, conocimientos, indicadores y habilidades. Paralelo a esto, van a comunicarse, nosotros como docentes tenemos la obligación de ampliar sus posibilidades de comunicación a través del enfoque que manejamos.  Asimismo, los estudiantes van a sociabilizar, nuestra institución debe ser el nicho que los protege y les posibilita sistemas armónicos de convivencia. Y, finalmente, van a participar, es decir levantar la mano cada vez que puedan y expresar los intereses que tienen.

¿Cómo es la población estudiantil que actualmente atiende el colegio?

Tenemos alrededor de 1.000 estudiantes de básica primaria y secundaria. 220 niños son de origen venezolano, 240 niños tienen condición de discapacidad con trayectorias diversa de aprendizaje, es decir, con déficit cognitivo leve y moderado, Síndrome de Down, parálisis cerebral y discapacidad múltiple. Tenemos alrededor de 60 niños indígenas provenientes de 40 familias desplazadas de María la Baja en Bolívar, 100 niños hijos de trabajadoras sexuales, 60 niños sin familia, que provienen de los hogares de protección y paso que el Bienestar Familiar maneja, y el resto entre 300 o 400 son de familias que tradicionalmente han vivido en el barrio y también tenemos un porcentaje de niños indígenas provenientes de la cultura Nasa del Cauca.

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Esta institución educativa maneja el proyecto de inclusión no como un programa anexo al proyecto educativo, sino como parte del mismo. No existe otro tipo de orientación filosófica, todo lo que hacen gira alrededor de procesos de educación inclusiva en el enfoque del derecho.


Según Hugo, para que una escuela pueda considerar que tiene avances en formación académica con énfasis en la inclusión, necesitan dos cosas fundamentales: que las comunidades que están allí, se consideren comunidades de aprendizaje, es decir, donde no solo los estudiantes, sino los maestros se declaren en la oportunidad de aprender. Y la gestión del conocimiento, donde los maestros comparten las experiencias del día a día que les sirve de insumo a otros colegas.


“Los maestros aprendemos de la mirada de los niños, de su contexto, y eso nos permite actualizarnos en los procesos”.


¿En la práctica, cómo hacen garantizar los aprendizajes a una población tan diversa?

Lo hacemos a través de la flexibilización curricular, donde planeamos los contenidos para niños que están en un mismo grupo de edad, porque el enfoque diferencial ha traído mucho daño en términos en que los estudiantes no se sienten reconocidos ni identificados en el grupo social al que pertenecen. También se flexibilizan las formas de enseñanza y los desempeños que se esperan de ellos, es decir, la manera de evaluar de los maestros. Los profesores deben diseñar las clases con mínimo tres alternativas de enseñanza y, así mismo, adaptar las actividades y los materiales de apoyo para que todos aprendan lo mismo, así sea de diferente manera.

Paralelo a esto, hay algo muy lindo que manejamos y es el aprendizaje cooperativo. Los niños más pilos se convierten en los padrinos de otros, esta técnica les permite aprende a ser solidarios y a reconocer la diversidad, aprende a aceptar que el otro es igual, pero diferente.


Lo más importante de esta metodología, es que los niños aprenden sobre la empatía y la compasión desde el concepto filosófico, es decir, ponerse realmente en los zapatos del otro y entenderlo como si fuera yo mismo.


¿Cuál ha sido el mayor reto para enseñar durante la pandemia por covid – 19? ¿Cómo están trabajando?

Este tiempo para nosotros ha sido un reto muy grande porque la mayoría de los estudiantes suspenden los procesos que tenemos con ellos en la escuela y esto sucede, en gran medida, debido a las condiciones de vida y a su entorno familiar. El colegio debe satisfacer las necesidades no solo académicas sino físicas de los estudiantes, en esta medida, estamos entregando cartillas físicas con guías para que elaboren desde sus casas porque el 80 % de ellos no tiene acceso a la tecnología. Así mismo, suplimos sus necesidades básicas de techo y alimentación a través de donaciones que recibimos.

El colegio se convirtió en un referente de inclusión no solo en el Distrito sino en el país debido a los proyectos y procesos de inclusión que han liderado los maestros de la institución con la población estudiantil.

¡La educación en primer lugar!

Fuente: https://www.educacionbogota.edu.co/

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