Estudio de ProBogotá Región señala que las altas tasas de informalidad y bajo nivel educativo de los trabajadores en Bogotá fueron los factores de mayor incidencia en la profunda crisis económica generada por el Covid 19 durante el año 2020.
El análisis señala que, si no se diseñan soluciones estructurales para corregir las debilidades del mercado laboral, la ciudad seguirá siendo poco competitiva y cada vez menos atractiva para la inversión.
Dos documentos de análisis realizados por la dirección de Futuro del Empleo y Desarrollo Económico de ProBogotá Región -uno sobre la situación de empleo en general de Bogotá y el país y otro enfocado en la inserción de los jóvenes en las dinámicas laborales- señalan las debilidades estructurales del mercado laboral que redundaron en la profunda crisis económica que se vivió en el año 2020 y que aún persiste debido a la pandemia del Covid-19, donde las ciudades y los jóvenes han sido los más afectados.
En el primer documento, ProBogotá afirma que ante la competencia entre ciudades por atraer inversión y capacitar talento humano que atraviesa el mundo, es necesario proyectar a Bogotá Región como una verdadera Ciudad Global, pero que mientras persistan fallas estructurales en el mercado laboral de la ciudad y su entorno productivo, es difícil prever que cuente con el capital humano necesario para atraer industrias y empresas de alto valor agregado que fomenten el desarrollo y la competitividad.
“Si Bogotá quiere mantenerse en la carrera como Ciudad Global, es indispensable romper el dilema que enfrentan otras ciudades por la búsqueda del desarrollo industrial y la diversificación: que no pueden crecer o atraer industrias avanzadas porque carecen de las capacidades necesarias, pero no tienen incentivos para desarrollar estas capacidades porque la industria local no la demanda” afirmó David Mejía, analista de ProBogotá Región.
En lo que respecta a la situación laboral de los jóvenes, el análisis arroja que Bogotá no es ajena a las dinámicas del resto de América Latina donde las tasas de desempleo juvenil en son 3 veces superiores a las de la población adulta, la tasa de informalidad es 1,5 veces más alta y, a pesar de que es un grupo etario en el que la inactividad tiene una incidencia importante por estar en un momento de formación profesional, el 21% de los jóvenes no estudian ni trabajan.
El segundo documento señala que la tasa de ocupación de jóvenes en Bogotá es más baja que la del total de la población para todo el período entre 2015 y 2020. Adicionalmente, tanto los jóvenes de Bogotá como los del resto de las 13 áreas metropolitanas, presentaron una mayor tasa de desempleo que el total de la población.
Esta situación es más dramática en el caso de las mujeres jóvenes en Bogotá, quienes para los últimos cinco años muestran una menor tasa global de participación, mayores niveles de inactividad y de desempleo que los hombres del mismo rango etario.
